Están llamadas a grandes empresas en un futuro muy cercano. ‘Duerme pueblo‘ (Ediciones La Cúpula) es la carta de presentación en la novela gráfica de las jóvenes autoras Xulia Vicente (Cariño, A Coruña, 1993) y Núria Tamarit (Vila-Real, 1993). Firmada a cuatro manos tanto en el guión como en el dibujo, en esta historia de ambientación rural y fantástica los personajes cobran vida por partida doble. Y es que de partidas va la cosa…

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‘Duerme pueblo’ está inspirado en un juego de cartas en el que los participantes asumen los roles de narrador, asesino, víctima, policía y gente del pueblo. Conviene saber esto (cosa que quien escribe desconocía cuando afrontó la lectura…) para comprender mejor en qué claves se mueve la narración. Tamarit y Vicente nos introducen en Barballo, una pequeña aldea poblada de arquetipos: el alcalde, el cura, el tonto del haba, la alcahueta, pero también la hechicera, las mujeres lobo, los gatos y cuervos que hablan. Buena parte del encanto del tebeo se asienta sobre este terreno indefinido entre lo costumbrista y fantástico.

La cosa va de asesinatos, y para ello alguien tiene que morir. Y ocurre. Pero tampoco  es lo más importante. Sea quien sea el culpable, el suceso retira el velo que oculta el verdadero rostro de los habitantes de la aldea. Se nos descubrirá que no son mansos al destino que les estaba trazado: son volátiles e inesperados. Esto los hace interesantes, pero también escurridizos: cuesta asirlos para seguir la trama de su mano. A este cierto desenganche de la narración contribuye decisivamente la presentación del propio tebeo, que parece anunciar otra cosa al decir que alberga «un relato del Norte profundo que refrenda el viejo dicho: pueblo pequeño, infierno grande». Andará muy despistado el que espere una crónica negra de la España profunda en esta lectura.

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‘Duerme pueblo’ es el primer cómic largo de dos autoras que hasta el momento se habían movido en los terrenos del fanzine (‘Nimio’, recién coronado como mejor fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona) y de la ilustración. Desde esta perspectiva, esta incursión en la novela gráfica muestra el enorme potencial de Tamarit y Vicente e invita a seguirles la pista. A pesar de sus aristas en la construcción de la historia, en la parte gráfica ambas dejan claro que tienen madera para afrontar desde ya mismo obras de mayor ambición. Cuentan con el ingrediente más importante para labrarse una carrera de éxito: voz propia.